El plazo fijo tradicional es la forma más clásica de inversión bancaria en Argentina. Consiste en depositar una suma de dinero por un tiempo determinado, al cabo del cual se recupera el capital invertido más los intereses generados.
Los plazos más comunes son de 30, 60, 90, 180 o 365 días, aunque algunos bancos permiten establecer otros plazos mayores, siempre que superen el mínimo legal de 30 días.
Podés constituirlo en pesos, dólares e incluso euros, según la oferta del banco. Esta flexibilidad lo convierte en una opción popular tanto para ahorristas conservadores como para quienes buscan rentabilidad simple y previsible.
La inversión se puede hacer de manera presencial en la sucursal, en cajeros automáticos o mediante home banking. Este último método no solo es más cómodo, sino que además suele ofrecer mejores tasas de interés que las operaciones en sucursal.
En resumen: prestás dinero al banco por un período fijo y al vencimiento te devuelven el capital más un interés acordado de antemano. Es una inversión segura, simple y sin sorpresas.